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Como cristianos, guiados por nuestro pastor y en medio de una situación, aparentemente sin esperanza, debemos recordar que Dios nos exhorta a reflexionar en cómo vamos a acompañar a esta sociedad y buscar su bien.

 

Nuestra situación ha dado un giro de 180º. Hace una semana estábamos todos esperando a ir a clase, esperando a entrar a un examen, esperando que llegara la hora de ir a tomar café con un amigo, o la hora de ir al núcleo.

Sin embargo, ahora mismo nos encontramos en casa – o deberíamos – con inquietud y muchos pensamientos. Miles de mensajes, memes, noticias o informes se están moviendo en nuestro ecosistema digital deseando entrar a nuestros móviles, bandejas de entradas, tablets o TV para comunicarnos en qué punto de la crisis que estamos viviendo nos encontramos. Y algo está claro, nuestro mundo ha cambiado y, una vez que pase, la sociedad será diferente.

No sabemos cómo quedarán las fronteras, los modelos de negocio y sistemas de trabajo. Es posible que se reformulen las formas de relacionarnos y que el tejido social mute. Hay otras realidades que están destacando: la globalización no es tan buena como nos hacían creer; el capitalismo vuelve a mostrar una fisura abismal a la hora de responder rápidamente a las necesidades sociales; la esperanza en las ideologías y las estructuras políticas se derrumban; la economía, una vez más, muestra signos de agotamiento y debilidad… Sin embargo, en medio de todo esto en la Biblia encontramos descanso, aliento y esperanza.

El Salmo 23 vuelve a ser un salmo poderoso de esperanza y reorientación en medio de toda la situación que nos acompaña. Es posible que ese sea uno de los motivos por el que es uno de los textos que más ha acompañado a la sociedad y al cristianismo en la historia. Encontramos un texto que nos vuelve a acercar a nuestro Pastor y nos recuerda que está ahí y como titulaba el suizo Francis Schaeffer “Está presente y no está callado”.

El salmo nos recuerda que Dios es Aquel que nos guía, cuida, está atento de nosotros y nos da protección y ayuda en medio de toda circunstancia: en los verdes prados y en los valles de sombra y de muerte, Su luz nos reorienta. El mismo Señor Jesús usó esta metáfora para decir que Él es este Pastor. En Juan 10:11 vemos que es el pastor que cuida de sus ovejas y que estará con nosotros “todos los días hasta el fin del mundo” Mateo 28:20.

Como cristianos, guiados por nuestro pastor y en medio de una situación, aparentemente sin esperanza, debemos recordar que Dios nos exhorta a reflexionar en cómo vamos a acompañar a esta sociedad y buscar su bien.

En Jeremías 29:7 el Señor le lanza un mensaje a los deportados en Babilonia:

 

Además, buscad el bienestar de la ciudad adonde os he deportado, y pedid al Señor por ella, porque vuestro bienestar depende del bienestar de la ciudad.

 

Dios, a través de Jeremías, envía una recomendación al pueblo de Israel en Babilonia y les alienta a que enfoquen y organicen sus vidas en esa realidad en dos niveles: social y espiritual. Social, buscando el bien de la ciudad porque de esa forma también se reduce su propio sufrimiento; Espiritual, rogando a Dios por ella y pidiendo por sabiduría para poder ser sal y luz en medio de esa población idólatra muy similar a la nuestra.

Como pueblo de Dios nos encontramos en un momento de reorganizar y reestructurar nuestra forma de relacionarnos, de trabajar, de cuidar de nuestras familias, de cuidar nuestro cuerpo, de ser iglesia y de llevar a cabo al Misión, ahora, desde casa. En este proceso de búsqueda del bien de la ciudad quiero animaros a reflexionar en tres puntos:

  • Recordar: tenemos al Dios que es soberano. Cada día esperamos comparecencias del presidente del gobierno, de la OMS y de los expertos para saber cómo lidiar con esta situación. Esperamos la noticia del descubrimiento de la vacuna que detenga a este virus. Sin embargo, debemos recordar que Dios está por encima de las circunstancias. El Salmo 40 nos alienta a esperar en Jehová. Aquel en el que podemos hallar esperanza y comprensión en medio de la duda y nos hace recordar que el Dios que venció al “virus” que más muertes se ha llevado en la historia, es el Dios que cuida de nosotros y gobierna sobre nosotros.

 

  • Renovar: el pasaje de Jeremías empieza por “Buscad”. Este imperativo, con un carácter dinámico, nos exhorta a la reflexión, la indagación y la búsqueda de oportunidades para ser transmisores de Esperanza. Es sorprendente la cantidad de iniciativas que ya se han creado: desde los aplausos cada día a los profesionales sanitarios que están haciendo un trabajo titánico, hasta la forma más creativa de ayudar a los más desfavorecidos. Históricamente la iglesia ha destacado por tomar una función creativa y poderosa a la hora de actuar en medio de las crisis y las epidemias más agresivas que se han dado. Aprovecha para conectarte con otros y hacer juntos los trabajos de clase. Comienza a estudiar un idioma con un amigo. Recíclate con otras cosas que antes no podías. Pregúntales que están descubriendo de ellos mismos durante eso tiempo en casa. Es así como podrás estar presente y “cerca” de todas aquellas personas que te necesitan.

 

  • Rogar: la oración es clave en medio de todo esto. Jeremías sabía que si la ciudad estaba bien, el pueblo de Israel estaría bien (dentro de la realidad de que era un pueblo deportado). Por ese motivo, les dice “Pedid al Señor”. Aquí quiero animaros a que usemos la oración como lo que es: una comunicación con Dios. Pidamos por creatividad, por fomentar y crear espacios y maneras de acompañar en estas circunstancias; oremos por conversaciones con nuestros amigos, compañeros, familias y responder a sus inquietudes (que ahora son muchas); pidamos por nuestros políticos y gobernantes; pidamos por restauración y sanidad; pidamos por la realidad que cada uno está viviendo.

 

Que el Señor permita que en estos momentos podamos seguir siendo sal y luz y que el Señor nos use en medio de esta crisis para ser transmisores de esperanza a nuestros compañeros de clase y de piso.

Si quieres seguir reflexionando sobre este tema, te animamos a leer nuestro artículo sobre cómo hacer misión en estos días inciertos.  

 

Texto: Juan Pablo Serrano

Foto: Jorge Fernández Salas en Unsplash