«El evangelio no son solo palabras, pero, a la vez, no hay evangelio sin palabras.
Por Jaume Llenas
En un libro, que va a salir este año en nuestra editorial Andamio, llamado Construir Puentes, su autor Alister McGrath pregunta: “¿Qué es lo que impide que esta persona llegue a la fe? Una apologética efectiva está orientada hacia situaciones individuales – ya sea de personas o de comunidades. En lugar de tratar de dar una lista de temas que han impedido a la gente llegar a la fe en el pasado, se pregunta de forma específica y enfocada: ¿Qué es lo que impide que esta persona llegue a la fe? ¿Qué factores impiden que este grupo de personas respondan al evangelio? … La apologética efectiva descansa en el conocimiento de, o en la disposición a conocer, cuáles son los problemas reales. Una vez que la dificultad ha sido localizada debe ser afrontada directamente.”
Por eso nuestras preguntas deben ser: ¿Cómo llegar a conocer lo que está impidiendo que nuestros compañeros de clase lleguen al evangelio? ¿Cómo ayudarles a hacer este camino? ¿Cómo podemos ser de bendición en sus vidas en estos momentos? ¿Cómo podemos bendecir a la comunidad universitaria en su conjunto? Quiero proponeros lo siguiente:
Una estrategia en cuatro pasos
Presencia – Cambiar la forma de mirar.
Lo primero es que hay que estar ahí. El hecho de estar matriculado y asistir a clase (cuando aún se podía) no es garantía de que estés ahí. La presencia no se trata de donde están nuestros cuerpos durante algunas horas a la semana, se trata de la manera en la que miramos y nos implicamos en la universidad.
En los días de Jesús todos estaban físicamente ahí y veían la misma realidad, pero Jesús la veía de otra manera. Jesús entró en el templo y mientras todos veían como normal que se comercializaran los animales dedicados a las ofrendas y que se cambiara moneda de otros países para poder comprar los animales, Él veía aquello como una cueva de ladrones que hacían de la religión una forma de ganancia y abuso espiritual. En otra ocasión, los discípulos veían a las multitudes como un agobio, pero Jesús vio personas, vio ovejas que no tienen pastor.
Nosotros somos tentados a ver a la gente superficialmente, con “mirada de turista”, pero las personas son más que profesores, compañeros de clase, personal administrativo, trabajadores del bar, etc. Cada uno de ellos es una de esas “ovejas que no tienen pastor”, cada uno de ellos es alguien a quien Dios me envió a mí. Podría cambiar mi forma de mirar si me siento como un misionero que Dios ha enviado a la universidad, si cuando entro en contacto con alguna persona la pongo delante de Dios en oración y le digo a Dios que estoy dispuesto, por si Dios quiere utilizarme para su propósito.
¿Qué es lo que ves cuando piensas en personas concretas de la universidad? ¿Cuál crees que es tu papel ahí? ¿Para qué has sido enviado a la universidad? ¿Cómo piensas que el confinamiento ha afectado a tus compañeros y profesores?
Proximidad – Estar dispuesto a invertir tiempo.
La segunda tiene que ver con estar emocionalmente implicado. En una generación individualista, donde cada uno va a lo suyo, el mostrar disponibilidad, el acercarse a la gente aunque sea simplemente para preguntar e interesarse por la persona en cuanto tal, es un valor del evangelio que copia la actitud de un Jesús cercano con las personas. Cuando estás abierto a las personas, los demás lo notan. Eso exige “perder el tiempo”. En lugar de estar tan enfocado a los resultados, implica cambiar el foco por estar enfocado a las personas. En tiempos lectivos, significa no irse inmediatamente cuando acaban las actividades sino quedarse hasta que marcha el último. En tiempos de docencia online implica sobrepasar la superficialidad y tomar tiempo para preguntar y compartir cómo nos está afectando el aislamiento. Hay estudiantes que pasan su confinamiento en familia, otros en cambio, pasan estos días en soledad. Es tiempo de estrechar lazos.
Transmites valoración cuando estás dispuesto a detenerte y entregar algo que no tiene repuesto como es tu tiempo. ¿Te has fijado que Jesús siempre tenía tiempo para las personas? Puedes mostrar tiempo para tu familia, tiempo para tus amigos, tiempo para personas que no reciben valoración social o para personas que reciben esa valoración social, pero que son vistas como funciones y no como personas. ¿Qué podría suceder si me acercara a los profesores de mi curso no sólo en cuanto a su función, sino en cuanto a su persona? ¿Qué podría pasar si me interesara (a veces hay que preguntar dos veces) por la persona que hay detrás de mis compañeros de clase, con un valor, con una situación personal, con inquietudes vitales?
¿Sería muy complicado hacer una lista de personas a las que quisiera contactar de una forma adecuada para interesarme por las necesidades de ellos? ¿Cómo podría yo demostrar que las personas son prioritarias y que para las personas siempre hay tiempo, aunque esté muy cargado de trabajos, entregas, tfg, etc.? ¿Puedo localizar a los vulnerables en el entorno de la universidad, la iglesia, la familia, y priorizarlos?
Pasión – Servir la necesidad del otro.
La tercera tiene que ver con hacer algo con los que has visto y sentido. Únicamente cuando has dedicado tiempo a las personas eres capaz de localizar la necesidad del otro. Todos los seres humanos somos personas que han sido afectadas por el mal. Eso nos hace seres quebrados interiormente y seres con relaciones conflictivas o rotas. Entrar en contacto con el dolor del otro no es agradable pero es la única forma de detectar cómo el pecado está causando dolor y frustración en la vida de esa persona. Además es un área de la vida que ocultamos de la vista de los otros, tratando de aparentar. Es difícil profundizar con las personas. Todos damos una apariencia y queremos mantenerla, (esa es la apariencia que proyectamos en redes sociales) pero detrás hay personas preocupadas, asustadas, viviendo un duelo, etc. La gente nos preguntamos, superficialmente, cómo estamos y nos respondemos, como cortesía, que bien. Pero debemos estar dispuestos a atravesar las fórmulas y estar dispuestos a servir la necesidad del otro.
Al observar la sociedad descubro áreas de necesidad emocional, espiritual, cultural y física. Al mirar las noticias me doy cuenta de que hay otra realidad que la mía, que el mal está activo y a mi alrededor hay dramas como la trata de personas para la prostitución, como la violencia de género o infantil, como el abuso espiritual, como la precariedad habitacional, como mayores o discapacitados desatendidos, etc. No todos tenemos las mismas inclinaciones del corazón. No todos tenemos tampoco la misma capacitación. Cada uno está especialmente sensibilizado y capacitado para atender a una necesidad concreta. Como grupo de GBU tenéis un conjunto de competencias, dones, capacidades, etc. que podéis poner al servicio de la comunidad universitaria, de la sociedad, que puede ser de gran bendición para ella.
¿Has aprendido a ver “detrás de la cortina de humo” que proyectan las otras personas? ¿Quieres pedir al Espíritu Santo que te muestre los verdaderos efectos del mal en la vida de compañeros o en la sociedad? ¿Estás dispuesto a salir de tu zona de confort, a ensuciarte la manos sirviendo a otros? ¿De qué maneras concretas podrías ayudar con tus conocimientos técnicos a la sociedad alrededor a limitar los efectos que genera esta pandemia?
Proclamación – Contar el evangelio, la historia de cómo Dios nos rescata.
La cuarta tiene que ver con explicar que hay esperanza. El evangelio no son solo palabras, pero, a la vez, no hay evangelio sin palabras, sin contar la historia de lo que Dios ha hecho para rescatarme del poder del mal, de la entrega de su Hijo Jesús en una cruz para solventar el peor problema del ser humano que es el pecado, de la victoria de Jesús sobre la muerte y del juicio de Dios contra el mal al final de los tiempos.
La serie Unorthodox nos ha mostrado una comunidad judía ortodoxa, y nos la ha mostrado sobre el fondo de una sociedad secular como es la berlinesa. Quizás te ha parecido una situación curiosa y te has sentido aliviado al ver el final de la serie, pero quiero que pienses que para muchos de tus compañeros, y salvando las distancias, los cristianos evangélicos somos tan extraños como esos judíos ortodoxos. En nuestro contexto, las personas tienen que cruzar varios umbrales para llegar a la conversión. Siendo en muchos casos el primero de esos umbrales el llegar a confiar en un cristiano cuando éste hace visible el evangelio en su vida. Por eso se hace tan importante haber recorrido los tres pasos previos para llegar a la credibilidad necesaria para poder proclamar el evangelio.
«La realidad es que la gente no está siempre dispuesta a escuchar, pero también es verdad que la gente en determinados momentos se hace preguntas fundamentales.
El primer umbral que el no cristiano tiene que cruzar es confiar en un cristiano creíble. Pero ese primer umbral no es el último, tiene que seguir cruzando umbrales que solo se atraviesan cuando ese cristiano acompaña a su amigo a una comprensión más profunda de lo que implica el evangelio. Hay que realizar una enorme tarea de clarificar conceptos. Las mismas palabras significan cosas distintas para nosotros y para la sociedad. Eso nos puede hacer pensar que la gente no está interesada en escuchar el evangelio, y puede ser verdad. La realidad es que la gente no está siempre dispuesta a escuchar, pero también es verdad que la gente en determinados momentos se hace preguntas fundamentales. Si no desactivamos la desconfianza hacia lo religioso a través de encarnar pacientemente el evangelio, no nos convertiremos en ese punto de referencia al que ellos acudirán cuando tengan preguntas. Mucha gente hoy cuando tiene preguntas no sabe dónde acudir para resolverlas. Debemos volver a creer que el evangelio es poder de Dios para salvación y no privar a las personas a nuestro alrededor de la posibilidad de escucharlo y recibirlo.
El que está en misión es Dios. Él desea llegar a la comunidad universitaria y me ha puesto a mí ahí para conseguirlo. ¿Cómo puedo estar más atento a lo que Dios ya está haciendo entre mis compañeros? La oración abre puertas enormes para la proclamación. ¿Puedo hacer una lista de personas por las que voy a orar en estos días de confinamiento? ¿Qué puede estar dificultando que me convierta en ese cristiano creíble en el que mis compañeros puedan confiar?
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