Manolo Suárez, en su mensaje de despedida del Comité Ejecutivo, nos invitó a abrirnos a la sorpresa, a buscar nuevas metas y a romper los moldes del «siempre se ha hecho así». Gracias por retarnos. Este discurso forma parte de la despedida que Manolo Suárez compartió en la Asamblea General, el 14 de abril de 2023.
Al preparar esta reflexión de despedida tenía dos alternativas: retirarme como un santón con un sermón formal y elocuente –que lo sé hacer–, para conseguir que retiréis el número de mi camiseta a los altares, o hacerlo desde la osadía y la cercanía, desde aquí abajo, al lado de ti.
Creo que no tenéis déficit ni de santones ni de sermones, creo que necesitáis un poco más de osadía, que algo se revuelva en vuestra cabeza y en vuestro corazón. Voy a decirlo mejor: que algo se revuelva en tu cabeza y en tu corazón, porque hoy hablo para ti, no busco una aprobación general a piadosas obviedades, busco levantar en alguien aquí, en una persona, en ti, nuevas preguntas, nuevas metas que conquistar.
¿Te pusiste alguna vez en los zapatos de Ananías? Piensa en la persona más impresentable que puedas suponer e imagina que el Señor te dice lo que le dice a Ananías. ¿Cómo te lo tomarías?
Os traigo este texto delante para que aprendáis en vuestra actividad en GBU a abrir vuestro corazón a la sorpresa, a la sorpresa radical, al cambio rotundo en vuestra mentalidad, en vuestras estrategias para los grupos, estrategias que pensáis que son inamovibles y un día el Señor las hace trizas para mostraros una más excelente. Ananías tuvo que aprenderlo en una sola noche; tu tienes un poquito más de tiempo, pero no te duermas.
Se nos ha inculcado en la iglesia el criterio de que los evangélicos somos gente conservadora y tranquila, nada dados a la revolución. ¿Será cierto? Lee tu propia historia.
Jan Hus, tu antepasado, la lió en Praga. Era un profesor universitario que reclamó la vuelta a la Palabra y la tradujo al checo; sus estudiantes se le unieron entusiastamente y se levantaron contra el poder político y religioso. Lutero era otro profesor universitario y sus revolucionarias tesis las clavó en la puerta de la iglesia para el debate abierto en la universidad, y sus compañeros profesores y estudiantes la liaron desafiando rotundamente a la ortodoxia oficial; todos recordamos el episodio de la quema de la bula, que nuestro hijo Denís traduce correctamente como un provocador corte de mangas que cambió Occidente para siempre.
Y permitidme desvelaros una cosa: Las primeras promociones de GBU, tus predecesores, participaron activamente de la contestación en la universidad al statu quo y muchos estuvieron en todo tipo de movilizaciones y participaron activamente del proceso de cambio profundo de mentalidad que se estaba produciendo; la revista de GBU publicó algún artículo clandestino. No eran para nada conformistas.
Los protestantes nos hemos levantado sistemáticamente reclamando libertad de conciencia y de pensamiento y, según el señor Balmes, con eso abrimos la puerta a todas las revoluciones. Seguro que tiene razón. Somos gente peligrosa. ¿Sois gente peligrosa? ¿Cuándo fue la última vez que en GBU rompimos un plato en la universidad?
El texto que os presenté aparece en un contexto en el que saltaron por los aires todos los corsés del “siempre se ha hecho así”: En el capítulo siguiente, Pedro descubre que su forma de entender el mundo, la que le había guiado por décadas, se viene abajo con el sueño del lienzo y los animales inmundos. Pedro se tambaleó, pero no nos confundamos, no se trataba de una nueva doctrina de la salvación, sino de una forma más radical de entender la profundidad y amplitud de la oferta de salvación, una forma más genuina de entenderla, que para él resultó rompedora y le costó asimilarlo. ¿Estás dispuesto a plantearte una experiencia semejante en tu forma de entender tu actividad en la universidad?
Ante ella Pedro tuvo que dejarse romper sus esquemas y abrirse a la sorpresa, pero no para liquidar su fe, sino para darle un renovado y más profundo sentido. Cuando os invito a romper moldes, a atreveros a contestar al “siempre se ha hecho así”, no es para dar una cabriola, un salto en el vacío de la ocurrencia, sino para profundizar con coherencia en vuestra forma de entender el mundo, fundamentada en la Roca inamovible que es Jesús. Pedro pasó así del “Señor, no, porque esto no lo hecho nunca” (Hch 10.14) al “En verdad comprendo” (v. 34).
No te engañes: no se trata de romper por romper, ni de montar revoluciones por darle gusto al cuerpo. Si quieres establecer algo nuevo entre nosotros, no puedes justificarlo diciendo sencillamente que es renovador: tienes que trabajarlo con esfuerzo, oración, reflexión, inteligencia, sabiduría y sometimiento al Señor, y demostrar que es mejor.
Dos capítulos antes matan a Esteban. ¿Sabéis por qué le matan? Por su discurso iconoclasta, porque demuestra que la mejor tradición de Israel estuvo en la disidencia. ¿Lo habéis leído? ¿Lo habéis entendido? Demuestra que a lo largo de toda la historia de Israel sus verdaderos protagonistas fueron los disidentes, los que se atrevieron a iniciar otro camino, los calificados por la mayoría como heterodoxos. La verdadera ortodoxia estaba en los que se atrevieron a romper con lo convencional, lo “normal”, y plantearse lo radical, lo renovador, lo que nadie había pensado. Tú eres hijo de esa gente y con esa mentalidad tienes que hacer GBU.
Somos gente peligrosa, somos esos que “trastornan el mundo entero” (Hch 17.6). ¿Es tu grupo hoy en tu universidad un grupo conocido por trastornar la universidad entera? ¿Sois gente peligrosa? ¿Qué nos ha pasado? ¿Qué GBU queremos construir en los próximos años? ¿Lo de siempre sin más? Habremos perdido nuestra mejor tradición, la de la apertura a la sorpresa, a la renovación.
Yo te invito a que te abras a la sorpresa, a que el Señor haga contigo como con Pedro y sacuda tu cosmovisión para ir a lo más genuino de tu fe, de tu forma de entender la vida, y revoluciones tu forma de entender tu carrera, tus estudios, tu lugar en la universidad, tu grupo de GBU, nos revoluciones y nos proyectes a nuevas metas en nuestra organización.
No tengas miedo. Sólo asegúrate de mantenerte firme en la Roca que es Jesús, irrenunciablemente fiel a Él. Y desde ahí deja atrás el muermo y el conformismo, no seas esclavo de quedar bien, renuncia a la mediocridad, lánzate a descubrir nuevos caminos, lánzate a descubrir retos que nadie había planteado hasta aquí, a trazar nuevas estrategias, sin temor a ser demasiado rompedor. No tengas miedo. No estarás solo. Tienes detrás una preciosa nube de testigos. Recoge su tradición. Nuestra mejor tradición es la profunda, responsable revolución. “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” (Ef 3.20)