El primer reto diría que no es compartir el Evangelio, sino VIVIR el evangelio. Somos discípulos de Jesús: pero, ¿qué significa ser discípulo de Jesús las 24h del día, los 7 días de la semana?
El 8 de mayo se celebró la 4ª Conferencia Misionera de Catalunya, donde hubo varias entrevistas breves para reflexionar cómo podemos ser misioneros en los diferentes escenarios cotidianos. Entre otros, entrevistaron a Dorcas González, asesora de GBU, para preguntarle por el entorno estudiantil. Aquí os dejamos las tres preguntas que le hicieron:
1. ¿Crees que el entorno estudiantil debe considerarse como un campo misionero?
Claro. Todo cristiano está llamado a ser luz ahí donde está. Los estudiantes de nuestras iglesias, ya sea que estén en el instituto, en la universidad o haciendo algún grado superior, pasan la mayor parte de su tiempo en sus lugares de estudio, con sus compañeros y profesores. Así que ese es SU LUGAR DE MISIÓN —o su PRINCIPAL lugar de misión.
Además, el entorno estudiantil es un lugar estratégico no solo porque ahí se desarrolla el pensamiento, se interiorizan formas concretas de ver el mundo y se forman los futuros profesionales, sino porque engloba una edad donde muchos acaban de formar su identidad, encuentras respuestas a sus preguntas y buscan sentido al futuro que les queda por delante.
2. ¿Cuál es el mayor reto al compartir el evangelio en este contexto?
El primer reto diría que no es compartir el Evangelio, sino VIVIR el evangelio. Somos discípulos de Jesús: pero, ¿qué significa ser discípulo de Jesús las 24h del día, los 7 días de la semana? Si eres estudiante, significa que te relacionarás con tus compañeros como Jesús se relacionaba con la gente, que los verás con el amor con el que Jesús los ve. Significa que no serás indiferente a lo que te rodea, que estarás dispuesto a servir, a involucrarte en las necesidades que veas, tanto de las personas, como del propio entorno. Significa que entiendes que a Dios le importan tus estudios, y que le preguntarás a Dios “¿qué relación hay entre mi fe y mis estudios? ¿Qué tienen que ver mis estudios con lo que tú quieres hacer en este mundo roto? ¿Qué bien podré hacer a la sociedad con todo lo que estoy aprendiendo?”. Y tenlo claro: en una época de tanta confusión, vivir esta etapa con un sentido de propósito tiene su atractivo.
Y luego, está el reto de COMPARTIR el evangelio. Claro que no es fácil, pues en el contexto estudiantil surgirán muchas preguntas sobre la fe: ¿tiene sentido creer en Dios? ¿no es eso algo del pasado? ¿Cómo sabes que es verdad? ¿La religión no te reprime? Pero la clave es ver este reto como UNA OPORTUNIDAD. Si no sabes responder a estas preguntas o sabes que una respuesta simplista no interesará a nadie, lee, reflexiona, aprende a responder preguntas como esas. Ahora, quiero decir una cosa más. Muchas veces pensamos que la gente no tiene ningún interés en Dios. Y tenemos que recordar que eso no es verdad. La semana pasada una amiga me envió una foto de una pintada que vio en la calle. Ponía “No creo en Dios. Pero Dios, por favor, dime para qué valgo”. Claro, la gente no cree en el Dios que les han vendido. Pero eso no quiere decir que no esté buscando un propósito que llene su vida de valor real. Así que buscan a Dios sin saber que le buscan a Él. Piensa en todos los estudiantes de tu instituto, de tu campus. ¿Les ayudaremos a descubrir cómo es Dios realmente, que el Dios que se acercó a nosotros en Jesús es el único que nos llena?
Y hablando de buscar… el que más busca es Dios mismo. Dios está buscando a la gente. Así que, cuando llegas al instituto o al campus el lunes por la mañana, pregúntale a Dios: “Señor, ¿dónde estás obrando? ¿En qué personas de la que pones en mi camino estás obrando? ¿Cómo me puedo sumar a lo que estás haciendo en este lugar, en las personas con las que me encuentro a diario?”. Y cuando preguntamos, Él responde.
¿Cómo me puedo sumar a lo que Dios está haciendo en mi campus?
3. ¿Cómo valoras la implicación de los estudiantes cristianos en esta tarea misionera?
Es muy difícil hacer la misión solos. Necesitamos compañeros de misión. Y pensando en eso, me gustaría dejaros dos ideas:
1. Si eres estudiante, ¿conoces a otros estudiantes cristianos en tu lugar de estudios? ¿hay un grupo de estudiantes cristianos en tu lugar de estudios? ¿los ha buscado? Búscalo. Súmate. Haced la misión juntos apoyándoos en oración, aprendiendo juntos a responder a las preguntas de vuestros compañeros, organizando actividades para que vuestros compañeros puedan empezar a preguntarse acerca de Dios… La verdad es que a día de hoy, aún hay muchos estudiantes de nuestras iglesias que no aprovechan esos preciosos equipos de misión.
2. Si no eres estudiante, y en tu iglesia hay estudiantes, ¿qué estás haciendo para cuidarles, para apoyarles en su misión? Ellos son los misioneros que tu iglesia envía a ese lugar de la sociedad llamado instituto, universidad… Toma un café con ellos, interésate por cómo les va, pregúntales cómo puedes orar por ellos, anímales a buscar a otros cristianos en su lugar de misión. Quizá les puedes ayudar a pensar cómo hacer la misión leyendo con ellos un libro que les ayude a ser misioneros allí donde Dios les ha puesto. ¿Por qué no regalarles Dando fruto en tu lugar de misión o Sal y comentarlo juntos?
Algunas historias de estudiantes:
Foto: Felicia Buitenwerf. Unsplash