Foto John Stott en Urbana

 

John Stott pasó los años de la guerra desde 1940 en Cambridge, primero en el Trinity College, donde obtuvo una doble licenciatura en Lenguas Modernas y Teología, y luego en la escuela de formación anglicana, Ridley Hall. Durante estos años se fue formando el ministerio de su vida.

Su padre, un general de división del cuerpo médico, sintió vergüenza de que John pasara sus días en la facultad en lugar de ayudar en la guerra. Pero el pensamiento de John era firme: como cristiano, creía que tenía que ser pacifista. En los años siguientes, se dio cuenta de que su posición no estaba bien informada. Nadie le había ayudado a entender la teoría de la Guerra Justa. Si se hubiera comprometido con ella, habría respondido de manera diferente. Esto resultó espinoso para él, ya que causó dolor a su familia. A lo largo de su ministerio, siempre quiso que los estudiantes cristianos fueran asesorados para formular juicios éticos mejor que él.

Cuando miramos atrás, vemos la maravillosa mano de la providencia de Dios incluso en nuestros errores. En la primera semana de John, se hizo amigo de un zoólogo, Oliver Barclay, dos años mayor que él. Pasaron mucho tiempo juntos discutiendo, caminando alrededor del Trinity Great Court, o por detrás de las facultades, “tratando de resolver todos los problemas de la Iglesia y el Estado”. Las amistades construidas en los años como estudiantes pueden durar toda la vida; la amistad entre John Stott y Oliver Barclay fue una de esas amistades.

Ambos estaban inmersos en la vida de la CICCU y ambos servirían como sus vicepresidentes honorarios de por vida. Después de que Oliver Barclay terminara su doctorado, se trasladó a Londres para ocupar un nuevo puesto como secretario general adjunto en Inter-Varsity Fellowship (ahora UCCF). Su secretario general fundador fue Douglas Johnson. John Stott tenía un gran respeto por “DJ”, como siempre se le conoció, y se referiría a él sesenta años más tarde como la mayor influencia individual en el movimiento evangélico del Reino Unido en el siglo XX.

Inter-Varsity Press

A través de Oliver Barclay y Douglas Johnson, John Stott conoció a Ronald Inchley, quien, recién graduado, fundó en 1936 lo que se convirtió en Inter-Varsity Press (IVP). Ronald Inchley, conocido como “RI”, cultivó a John como joven autor. En esa época los evangélicos eran bastante ridiculizados. Esta nueva editorial, que se reanudó después de la guerra, era una empresa modesta. Inchley, que estudiaba Filología Inglesa en Birmingham, pasó gran parte de la guerra como aparejador empleado por John Laing Construction, construyendo aeródromos. Aquí aprendió el delicado equilibrio entre el coste material y temporal y los resultados, una idea nueva para una organización más preocupada por el ministerio que por la gestión. Estableció una base sólida en la empresa editorial y tenía un ojo aguzado para nuevos autores. Pronto su lista incluiría a los pensadores evangélicos más perspicaces de la época.

Partiendo de unos modestos inicios, esta operación de producción de libros para estudiantes y graduados ganaría gran prestigio en la iglesia evangélica a nivel mundial. Inter-Varsity Press se convertiría en la editorial principal de John Stott. Además de los 34 títulos suyos que publicó, IVP también dio a luz a la popular serie Bible Speaks Today [La Biblia habla hoy] (BST), de la que John Stott fue fundador y editor del Nuevo Testamento. Sus libros fueron traducidos a sesenta idiomas.

 

Campañas universitarias

El consejo de la iglesia All Souls brindó generosamente el tiempo de su pastor. Durante un cuarto de siglo, John Stott dirigió muchas campañas universitarias en todo Reino Unido y alrededor del mundo. Tenía un gran don como evangelista universitario.

Le encantaba recordar a los estudiantes que una presentación claramente razonada del evangelio actúa como base o fundamento de la fe. No se trata de un reemplazo del trabajo del Espíritu Santo, sino de un vehículo del Espíritu Santo, un medio por el cual la verdad objetiva de Dios puede ser aclarada.

John aportó una rara combinación de dones al ministerio del campus. Era evangelista, profesor, y un hábil y paciente apologeta. Usualmente proclamaba la verdad cristiana por las tardes, exponiendo pasajes de los Evangelios; luego, en contextos más pequeños, a menudo en una facultad o departamento, escuchaba las preguntas de los estudiantes, trabajaba con ellos en la premisa de la pregunta, y se involucraba en un diálogo razonado, modelando mentes cristianas robustas.

Las profesiones de fe vendrían gradualmente, algunas durante la semana de la campaña, otras más tarde, incluso mucho más tarde.

En cada lugar, John servía al comité de la campaña estudiantil. Los líderes estudiantiles conocían el contexto universitario y eran el aroma de Cristo en él. John apreciaba mucho la política de IFES sobre el liderazgo estudiantil y le gustaba rendir cuentas a los estudiantes. Para ellos esto siempre fue una experiencia de aprendizaje maravillosamente memorable, no solo durante la semana de la campaña, sino durante la preparación y en el trabajo para fundamentar a los nuevos creyentes en la fe.

El propósito de IFES es dar a conocer a Cristo en todas las universidades del mundo. Este era, según John Stott, “el trabajo más estratégico que se pudiera imaginar”. Él permaneció comprometido con los estudiantes toda su vida. Sus muchos viajes implicaron conocer a los equipos de obreros y a los estudiantes de muchas naciones, y disfrutó estando en comunión con ellos. Rara vez viajaba a algún lugar sin participar en el ministerio estudiantil.

 

John Stott at Urbana Student Missions Conference in the 1970's.

John Stott en la Conferencia Urbana en 1970. Foto: InterVarsity Christian Fellowship.

 

«Me gustaría presentarme ante ustedes como ‘un hombre de IFES’ comprometido’, y esto debido a, al menos, cuatro razones. IFES es (1) bíblico, pues busca en todo estar sujeto a la autoridad suprema de las Escrituras; (2) autóctono, ya que fomenta movimientos nacionales autogestionados; (3) evangelista, con estudiantes ganando a otros estudiantes para Cristo; y (4) holístico, pues trata de llevar a los nuevos creyentes a la madurez en Cristo. Así que doy gracias a Dios por IFES».

Este fue el saludo que hizo John Stott a la Asamblea Mundial de IFES en 2007

 

John amaba la universidad secular. Aunque consideraba que el hecho de que los estudiantes cristianos se inscribiesen en universidades cristianas de EE. UU. traía algunos beneficios, le entristecía profundamente que tantos cristianos se segregaran de la universidad convencional. Disfrutaba de relacionarse con los humanistas y los existencialistas en las campañas universitarias, y le encantaba la creatividad que mostraban los estudiantes en las formas de invitar a la gente a las reuniones. Instó a los estudiantes cristianos a evitar la tentación de apartarse de la vida universitaria. Hacía referencia a lo que llamó “cristianismo de madriguera”. Estos son cristianos que se aíslan del mundo, creyendo que la única actividad que vale la pena es evangelizar o asistir a reuniones cristianas. Los conejos sacan sus cabezas de sus madrigueras y, si no vislumbran a nadie alrededor, corren a tierra abierta y vuelven rápidamente al agujero del que han salido. Los cristianos pueden ser así, corriendo a las actividades cristianas, con un mínimo contacto con el mundo. Esto engendra una forma de evangelización que no respeta la integridad de una universidad que, a pesar de los excesos de la vida estudiantil, constituye una comunidad de aprendizaje.

John Stott exhortó a los estudiantes a desarrollar lo que podríamos llamar “una mente cristiana” o una visión cristiana del mundo. Ese término fue acuñado por primera vez por el profesor Daniel Lamont en una de las primeras conferencias de lo que se convertiría en el movimiento global de IFES, en los años 30. Se ha popularizado desde entonces por los escritos de Harry Blamires y John Stott. Desarrollar una mente cristiana cumple tres criterios. Primero, glorifica a nuestro Creador, que nos ha hecho criaturas racionales a su propia imagen y quiere que exploremos su revelación en la naturaleza y en las Escrituras. Segundo, enriquece nuestra vida cristiana, ya que solo podemos adorar a Dios cuando sabemos quién es y reflexionamos sobre su gloria. La fe se basa en el conocimiento del carácter de Dios. Tercero, fortalece nuestro testimonio evangelístico. Muchas veces en el libro de los Hechos leemos que los apóstoles razonan con la gente y tratan de persuadirla. La fe y la razón no se presentan contrastadas en las Escrituras; son la fe y la vista las que se muestran en contraste. Jesús desafió a Tomás a creer “no habiendo visto”, no “no habiendo pensado”.

Como Charles Malik (y Martín Lutero), fue un hombre que se tomaba la universidad en serio. Al igual que Martyn Lloyd-Jones, John Stott estuvo siempre cerca de los movimientos estudiantiles de IFES y pastoreó con constancia a sus generaciones de líderes. Damos gracias a Dios por él.

 

John Stott

Foto: Kieran Dodds

 

Este capítulo, escrito por Lindsay Brown, forma parte del Básico Andamio: John Stott, pastor, líder y amigo, un libro que recoge la contribución de Stott a diferentes ministerios, países y continentes. Está escrito por personas que conocen bien a Stott y su legado. Frances Whitehead, Chris Wright, Dave Bookless, Ajith Fernando, Daniel Bourdanné y Samuel Escobar, son algunos de los que contribuyen a esta obra. 

En este 2021 se conmemoró el centenario del nacimiento de John Stott y los diez años de su muerte. Por ello, Andamio ha hecho un pequeño homenaje a este autor, presentando cada mes uno de sus libros que hemos publicado. Puedes leer todos estos artículos en Portafolio.

 

john stott Andamio

 

José de Segovia también ha hecho una serie de artículos muy interesante sobre la vida y el ministerio de John Stott en Protestante Digital.

 

El autor de este artículo, Lindsay Brown, es director internacional del Movimiento de Lausana y evangelista general de IFES, esmerándose actualmente por levantar una nueva generación de evangelistas en las universidades de Europa. Fue secretario general de IFES de 1991 a 2007.