Artículo escrito por Rebeca Ros Feliciano al terminar el CLIC (Campamento de Líderes de Inicio de Curso) de GBU Asturias y Galicia.
El último fin de semana tuvimos el CLIC de GBU Asturias y Galicia. Aclaro las siglas para los que no están familiarizados con nuestras jergas: Campamento de líderes de inicio de curso y Grupo Bíblico Universitario. Entre el viernes 11 de septiembre y el domingo 13, diecisiete personas ocupamos el campamento de Villar en Galicia y estamos muy agradecidos por poder disfrutar de las instalaciones y del paisaje que nos rodeaba. Además, contar con el pastor de Marín, Julio Torres, y con nuestro asesor, Javy Santos, hizo que aprendiéramos no solo con sus charlas sino también con su testimonio.
El tema en torno al que giraban las exposiciones bíblicas y talleres era el siguiente: “el corazón del líder y el carácter del líder cristiano”. Aunque preferíamos usar la palabra siervo en vez de líder. Me acordaba entonces de una frase de la canción lema del campamento de verano de GBU “hazme un siervo para tu gloria”.
El enfoque no puede estar en nosotros mismos. Más bien, estamos al servicio de Dios en primer lugar. Si descuidamos nuestra relación personal con Dios, empezaremos a llenar nuestra agenda de actividades para entretenernos o entretener a otros.
Enfatizo para “tu” gloria, porque durante el retiro aprendimos como líderes que el enfoque no puede estar en nosotros mismos. Más bien, estamos al servicio de Dios en primer lugar. Si descuidamos nuestra relación personal con Dios, empezaremos a llenar nuestra agenda de actividades para entretenernos o entretener a otros. Y es que si el evangelio no está impactando y afectando a la forma en la que servimos, no estaremos sirviendo a Dios, si no a nuestro orgullo.
Los líderes a veces olvidan que son simples mortales, vasos de barro. Puede que nos falte humildad últimamente, puede que la presión de tener que dar ejemplo nos esté agobiando. Puede que no estés pasando un buen momento y no tengas fuerzas para servir a otros. Quiero recordaros, que el líder cristiano no es como el jefe de una empresa. Ser un siervo para Su gloria, requiere humildad en el corazón. Si tenemos orgullo, no querremos ver a otros llegando más lejos que nosotros.
En conclusión, el que sirve a Dios y sirve a los demás, se olvida de sí mismo y de sus necesidades. Empieza el bello camino que Jesús recorrió: “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).