Creo en el impacto que estos jóvenes pueden tener al ser valientes y marcar una diferencia, como Daniel dando testimonio a sus compañeros.
Soy Aida Banyuls, vengo de Barcelona, tengo 22 años y soy maestra de educación primaria en inglés y música. Crecí en una familia misionera que trabajó con la UEBE en Guinea Ecuatorial durante 7 años y ahí fue donde viví mis primeros años de la infancia hasta que el Señor nos trajo de vuelta a España para servir en una iglesia donde he estado involucrada hasta el día de hoy. Mi vida en Guinea era completamente diferente a la vida de cualquier niña en España. Me llamaban mwana ntang (niña blanca), mis amigos eran niños que me enseñaron a jugar con un palo y un neumático y ‘’el parque’’ era la naturaleza salvaje. En esta etapa, como familia vivimos muchísimas situaciones que nos enseñaron a creer sin ver y a depender únicamente del Señor, esto ha hecho que mis padres me recuerden a menudo que viva mi vida para el Señor y que Él en todo tiempo está al control.
Me ha costado mucho tiempo entender por qué Dios nos quería de vuelta en Barcelona pero mirando atrás he visto que estaba dentro de Su plan que me formara y me graduara para poder servirle aquí durante mi etapa de estudiante. Por eso, en cuanto empecé la universidad me uní a los grupos GBU y rápidamente me involucré. Con GBU recibí mucha formación bíblica, se reforzó mi relación con el Señor y aprendí a compartir de Jesús a los compañeros de universidad y profesores siendo intencional en mi relación con ellos día a día.
Durante quince años he tenido varias oportunidades de volver a Guinea pero el Señor siempre ha tenido algo diferente para ese momento hasta que este año pude realizar mis últimas prácticas en el colegio El Buen Pastor en la capital de Guinea, Malabo. Uno de los libros que me llevé para leer fue Brillando como estrellas de Lindsay Brown (ex secretario general de IFES) en el cual fui leyendo como estudiantes cristianos habían marcado la diferencia en sus países y eso había sido de testimonio para la sociedad. También algunos habían terminado siendo líderes o influyentes profesionales en sus países y habían promovido un cambio que beneficiaba a toda la ciudadanía. Un ejemplo muy reciente es el doctor congoleño Mukwege, último Premio Nobel de la Paz 2018.
Esos dos meses fueron suficientes para reflexionar esa lectura y ver que el movimiento estudiantil de GBU podría ser de impacto positivo en ese país, así como lo había sido en otros países del mismo continente africano y me sentí llamada a trabajar con los estudiantes guineanos con quien ya me había reunido y había compartido mis reflexiones.
En cuanto volví sin que nadie supiera nada, recibí una llamada en que se me proponía el mismo trabajo para el cual me estaba sintiendo llamada y eso me dejó en shock durante unas semanas. Desde ese momento, Dios fue cerrando muchas puertas que parecían ideales para una recién graduada en Barcelona y empezó a guiarme mediante circunstancias, personas y pasajes que leía que confirmaban que mi llamado estaba siendo algo real y que venía del Señor. De hecho, el llamado lo tenemos todos, creemos en la misión de llevar el evangelio a toda persona en el lugar que nos ha puesto, sea la que sea la etapa en la que estamos y por eso los estudiantes son el brazo misionero de sus iglesias locales en el terreno hostil que puede ser la universidad.
Gracias al trabajo que Misiones Internacionales de la UEBE ya ha hecho, y hace, ahí queremos que este movimiento tan necesario tanto para los estudiantes creyentes (aprenden a compartir el evangelio en su contexto) como para lo aún no conocen a Dios (y viven entre tanta confusión de enseñanzas dentro y fuera de la universidad) también tenga lugar en Guinea, empezando por la formación de un grupo de GBU en una de las facultades de Malabo y si Dios quiere alcanzando otros campus en Bata.
Malabo es el centro universitario del país e incluso recibe jóvenes de otros países para formarse ahí. Para un guineano, la etapa estudiantil significa una oportunidad de abrirse al mundo y al conocimiento de cómo funcionan el resto de países, sus culturas, creencias… por eso es esencial que los estudiantes cristianos se hagan presentes en medio de esta búsqueda y mezcla de cosmovisiones. ¿Imagináis el impacto que tendría tener influenciadores creyentes en nuestro país? Creo en el impacto que estos jóvenes pueden tener al ser valientes y marcar una diferencia, como Daniel dando testimonio a sus compañeros.
Cuando hablas de Dios en Guinea siempre encuentras a personas receptivas y abiertas a escucharte, sobretodo estudiantes que están siendo formados y están descubriendo el mundo a nivel intelectual. Ellos vienen de un trasfondo muy religioso y de devoción y temor a ‘’entes espirituales’’ así que ya tienen esa perspectiva de un ser superior, omnisciente y omnipotente, pero como toda persona, también tienen que dejar la naturaleza pecaminosa y para ellos es muy difícil romper con las raíces animistas, de superstición o curandería ya que significa romper con lazos familiares y étnicos que de alguna manera los definen. Los estudiantes cristianos tienen que luchar con esto constantemente pero son de gran testimonio porque han conocido al Dios único y verdadero.
Por otro lado, este país está entrando en la globalización precipitadamente y recibe mucha influencia asiática, europea y árabe por internet que comporta una mezcla de cosmovisiones (parecida a la que vivimos en los campus de España), donde un estudiante se tambalea buscando encontrar el sentido a su vida. ¡Es esencial que los gbusitos estén presentes para ser luz y sal entre los que buscan el camino y sabor para su vida!
Constantemente vemos en la Biblia que tenemos un Dios misional que trabaja en equipo. Uno de los objetivos en Guinea es promover el trabajo en equipo para alcanzar con el evangelio a otros. Desde GBU España también trabajaremos en equipo para que esto sea posible y tú puedes formar parte de diferentes formas.
He visto cómo el movimiento estudiantil ha sido posible por la oración constante de los estudiantes y sus iglesias y que el Señor es un Dios cercano que responde. Por eso te animo a estar orando por el proyecto y para que el Señor ya esté trabajando con los estudiantes y sus vidas. También puedes formar parte apoyándome económicamente en la medida que tu quieras cada mes, ¡todo es bienvenido! Finalmente, puedes invitarme a tu iglesia para compartir el proyecto y así otros puedan conocerlo y ser parte de este equipo.
¿Quieres apoyar el trabajo de Aida Banyuls?