Rut Martín, es agente judicial en un juzgado de Barcelona (el agente judicial es el funcionario que está con el juez en la sala de vistas donde ser celebran los juicios ( entre otras cosas). Era diciembre de 2015, y por aquel entonces, Ruth llevaba en el juzgado un par de meses y no encontraba la forma de provocar una conversación y dar a conocer su fe.
“Parece que es de mala educación ahora preguntar por tus creencias «religiosas», y suena un poco a «ataque»”, nos dice.
Así que, una semana antes de Navidad, y aprovechando una oferta de la Sociedad Bíblica, compró quince Biblias que se han hecho con motivo de la Reforma y que están pensadas para gente que no conoce la Biblia, pueda empezar a leerla.
Once de las Biblias eran para cada uno de sus compañeros de juzgado, y cuatro más para repartir con otros compañeros que acababa de conocer de otros juzgados.
“Las mujeres de mi iglesia habían hecho unas galletas geniales con formas navideñas, y los jóvenes unas tarjetas sugerentes en las que podíamos incluir dedicatorias. Así que me dediqué toda una tarde a poner dedicatorias personales en cada Biblia e incluir la tarjetita en un versículo resaltado por mí y dedicado a cada persona. Me hice con un papel muy atractivo y monté bolsas de regalo para cada uno… y mucha oración… pues no sabía cómo iba a caer ese regalo y yo no soy nada valiente… pero el mensaje del evangelio era urgente y… ¿quién podía saber si iba a tener otra oportunidad igual?
Llegué antes que nadie al juzgado y dejé una bolsa personalizada con el regalo encima de cada mesa… solo había que esperar… Ese era el mejor momento para no entorpecer el trabajo, pues es cuando no hay público…
El momento
La sorpresa se dibujaba en sus caras, todos agradecían el regalo y el «trabajazo» en la preparación del paquete… luego, cuando vieron de qué se trataba… varios demostraron decepción y no entendían el porqué de ese regalo… Llegó el momento de la verdad… algunos hicieron corro y les expliqué de mi fe en cinco minutos, era una ocasión de oro ¡¡que no podía desaprovechar!! Les dije que estábamos en Navidad y que como no les conocía casi y quería regalarles algo, pensé en aquello que consideraba de más valor, aquello que era un tesoro para mí y que quería compartirles: la Navidad hecha regalo en la persona de Jesús.
De los once, dos arrugaron la nariz, el resto se fue contento y me lo agradecieron varias veces… Al cabo de dos días… dos chicas me dijeron que habían empezado a leer la Biblia con las pautas que se daban… una de ellas… la persona más «oscura» que os podáis imaginar y que nunca hubiera sospechado ni siquiera que abriría la Biblia…!!!!
Quedaban cuatro Biblias por repartir y era más difícil pues estaban en otros juzgados… las cité con «cierto misterio» en mi sala de vistas (donde tenemos los juicios) en la hora del descanso (un lugar tranquilo y que sabía que estaríamos solas y no entorpeceríamos el trabajo). Se presentaron con mucha intriga pues no se imaginaban qué les estaba esperando: una Biblia para cada una de ellas, una Biblia que podría transformar sus vidas… aquí y por la eternidad…!!
Les dije que como aunque las conocía hacía poco ya las quería mucho… ;O))) quería regalarles lo que era más importante para mí… todas fueron muy respetuosas y agradecidas… dos de ellas demostraron inquietudes espirituales… la una por la persona de Jesús… la otra por el espiritismo… pero cada una de ellas… se llevó una Biblia que como dice Is. 55:11:
«mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié».
Ese regalo marcó un antes y un después… me dio la oportunidad de compartir de mi fe… quisiera ver ya el fruto… pero ese lo dará el Señor a su tiempo… a nosotros nos toca la tarea de sembrar… y en eso estamos… ¿verdad?”.