La travesía hacia una de las mejores semanas del año para muchos de nosotros inicia mucho antes de lo que nos podríamos imaginar. Tras el éxito de la primera edición del evento en 2019, regresa de nuevo con más fuerza que nunca. Con una pandemia entre medias, Sarah Breuel, directora de Revive Europe, expresa que postergar el acontecimiento «ha sido uno de nuestros mayores viajes de fe», pero que «Dios ha sido fiel en el proceso».
En medio del gélido invierno alemán, se observa la llegada de los participantes que poco a poco se van acomodando en sus respectivos lugares de descanso para poder pasar unos de los cinco días más increíbles de su vida. Algunos que, por su cercanía al evento llegan con frescura y energía, mientras que otros, de países más lejanos como el sur de europa en nuestro caso o de los balcanes, llegamos con una odisea labrada en nuestros hombros, sensación similar a la que el pueblo de Israel sintió al llegar a la tierra prometida tras 40 años vagando por el desierto. ¿Nuestro maná? bocadillos y pringles, ¿nuestro Canaán? El evento de Revive Europe, ubicado en la recóndita y mágica sierra del suroeste del país germánico. Exhaustos pero con más ilusión que nunca, hacemos nuestras inscripciones y oficialmente comenzamos nuestra semana de avivamiento.
Entre las sombras del albor se pueden escuchar ruidos silenciosos de preparación para el inicio de nuestra rutina de los próximos cinco días que se avecinan. Nos reunimos todos en el comedor para poder compartir nuestra primera comida del día. Entre bostezos y algunos pijamas todavía puestos, disfrutamos nuestro desayuno alemán: tostadas con fiambre o para los de diente más dulce mantequilla con mermelada.
Con nuestras energías recargadas, nos retocamos y llevamos con nosotros nuestra tote bag de confianza para poder movernos cómodamente durante el día sin necesidad de hacer cientos de paseos de ida y vuelta a nuestras maletas. Suena la espectacular alabanza a la que siempre había anhelado asistir. Un espacio decorado de tal manera que resaltan las distintas luces de colores por todo el lugar, miles de cánticos elevados al cielo, un ambiente rompedor y acogedor al mismo tiempo, la presencia del Espíritu entre nosotros; en resumen: la experimentación de una dosis de cielo en la tierra.
Tras este chute de energía espiritual, continuamos nutriéndonos con un devocional acerca de Hechos 16, parte en la que el evangelio llega a Europa, y la que leeríamos los siguientes días hasta el capítulo 19. Le precede una plenaria impartida por Luke Greenwood, director europeo de Steiger International, acerca de cómo Dios contesta las oraciones de manera poderosa y de cómo Él quiere que impactemos nuestro entorno. Finaliza con un llamado al frente del escenario para todas esas personas que tenemos un llamado misionero y/o evangelístico. Al ver a tanta gente de distintas partes del continente con ese ferviente ardor en sus corazones de alcanzar a las almas rotas y perdidas de cada una de sus ciudades, se siente tan reconfortante el mover de Dios de que todavía Él sigue teniendo un plan, que todavía no se da por vencido, que todavía Su muerte no ha sido en vano, que todavía hay esperanza.
Continuamos con un tiempo de confraternidad prolongado hasta la hora de comer. Claro está que no es la misma hora que la española y por eso mismo el primer turno comienza a las 12 y media del mediodía. El resto de la jornada se basa en conectar entre nosotros y descansar en los distintos espacios provistos para ello: el ágora (sitio en el que se localizan puestos de distintas organizaciones donde comparten su visión y lugar en el que nos podemos reunir para descansar y conocernos), el open mic (espacio ubicado en la entrada del recinto en donde por tiempos entre 10 y 15 minutos quien quisiera podía cantar o tocar alguna canción) o la upper room (lugar en el cual podías evadirte del ajetreo matutino y tener un tiempo de oración individual o grupal).
Seguidamente de la cena basada en alimentos sanos y nutritivos, y en donde siempre estaba presente la salsa de yogur, tiene lugar otro tiempo de plenaria acerca del avivamiento en nuestros corazones. Entre alabanzas y bailes contemporáneos, destaca la esencia afable de querer crear un espacio y tiempo íntimos en medio de miles de personas para poder abrir nuestros corazones a Dios y a hermanos y hermanas en la fe. Es un tiempo en donde Dios quiere liberarnos de todo lo que nos ata al pasado y al dolor, de patrones dañinos y mentiras espurias que no nos dejan vislumbrar el vasto plan de Dios en el que cada uno de nosotros formamos parte.
Tras una jornada llena de actividades, cerramos el día uno con un tiempo de conexión entre nosotros. Algunos charlan, otros optan por los juegos de mesa, los más animados cantan o bailan y los más cansados o madrugadores ya se van a dormir. A medianoche se apagan las luces, señal que indica el descanso para poder comenzar un nuevo día lleno de sorpresas y experiencias que esperan con ansias a que las descubramos.
Fue la tarde y la mañana, y así dio lugar al día dos. Se introduce una nueva dinámica: los grupos pequeños. Para muchos de nosotros han sido como un salvavidas en medio de un mar de gente ya que por pequeños clanes de alrededor de diez personas nos juntábamos para asentar todo lo aprendido y aplicarlo con perspectiva al futuro. Cada grupo tenía un líder que dirigía la dinámica dentro de él, además de cumplir su tarea de reunir a todos los miembros, misión cuasi imposible incluso para Tom Cruise. Algunos de los que tenían este papel crucial expresaban su inseguridad y dudas, ya sea por la barrera lingüística o por la falta de experiencia, mas hemos apreciado de que «con Dios todo es posible» y que «a pesar de nuestras diferencias todos pasamos por situaciones similares».
A lo largo del resto del evento se sigue manteniendo la misma estructura horaria para no perder el ritmo. Cada día tenían lugar diversos talleres y seminarios impartidos por conferencistas reconocidos como Dave Patty, Gernot Elsner y Danielle Strickland, en donde aprendíamos cómo avanzar en nuestro caminar espiritual y cómo emplear nuevas herramientas para nuestra vuelta a casa. De igual manera, se proporcionó un espacio por y para estudiantes en el cual cada nacionalidad tenía la oportunidad de adorar a Dios en su lengua nativa. Como no podía ser de otra manera, los españoles tomamos ventaja de ello y tuvimos un tiempo excepcional glorificando y exaltando al Creador en una atmósfera familiar y apacible, en la que las barreras territoriales y disensiones sociopolíticas se difuminaban al predominar este único sentir de rendir honra al Rey de reyes.
Delegación española en Revive 2022
En el crepúsculo, tiene lugar la plenaria cuya temática es el avivamiento en nuestras universidades dirigida por John Lennox, doctor en Matemáticas de la Universidad de Oxford y apologista cristiano. Nos conduce a través de Hechos 17, tomando como ejemplo a Pablo y traduciendo sus hazañas en nuestro ambiente estudiantil, en el cual tenemos que «ganar la guerra de las ideas», «ser claros y comprometidos» y sobre todo «ir con Dios».
Cabe destacar que todo el evento ha sido en inglés. Por eso mismo, aprovecho este espacio para agradecer profundamente a todos los traductores y traductoras que se han aventurado de manera voluntaria a ser ese puente por el cual puede llegar el mensaje de Dios a cada corazón.
Se aproxima el ecuador del evento y con él, el esperado día para todos: 31 de diciembre. Entre los preparativos y nervios de recibir este nuevo año venidero, acaece un evangelismo dirigido por Steiger Europe hacia las calles de la ciudad germana que nos ha dado la bienvenida. La organización se enfoca en alcanzar a la cultura global juvenil, es decir, a nuestra generación, y qué mejor forma de ponerlo en acción durante un evento como este.
La despedida de un año repleto de vivencias únicas y sueños efímeros va llegando a su fin, y junto a ella el digno homenaje al que hace nombre. La velada tiene como eje central el avivamiento en Europa guiada por Pete Craig, fundador de 24-7 Prayer. Nos alienta a ver la gran visión de Dios y empezar a hacerla realidad con pequeños pasos guiados siempre por la oración. A continuación, antes de las doce uvas y de las últimas campanadas del año, tiene lugar un tiempo muy especial en donde por países oramos unos por otros para que Dios siga avivando y encendiendo esas pequeñas luces que en conjunto crean un resplandor cegador en cada uno de nuestros lugares de procedencia. Ver a más de dos mil personas orando unas por otras, fortaleciéndose en lo secreto y manifestando públicamente su desgarrador clamor a los cielos para vivir la transmutación de Dios en el continente y el resto del mundo, mi corazón se sobrecoge, a la vez que refleja ese rayo de esperanza postrema.
Cerramos este año y abrimos ante nosotros el siguiente con una celebración primeramente espiritual en la cual durante casi una hora estuvimos todos cantando repetidamente el coro de Agnus Dei – Michael W. Smith. Posteriormente, con nuestros corazones rebosando de gozo, continuamos festejando con bailes, canciones y fuegos artificiales –literalmente– hasta las tantas de la madrugada.
Al día siguiente, tras toda la festividad del nuevo año, reclutan a toda la tropa hispana para servir como “voluntarios” en las comidas. Con solo dos horas a lo sumo de descanso, obedecemos las órdenes y nos disponemos a hacer acto de servicio al resto de participantes con redecillas y delantales no muy favorables. Algo que en un principio se había convertido en una obligación, resultó ser un tiempo de diversión y unidad entre nosotros, además de tener la oportunidad de establecer conversaciones con estudiantes que nunca habríamos imaginado coincidir.
Equipo de asesores y voluntarios que acompañaron a los estudiantes en el evento.
Concluye el día con una reunión separada por países. Personalmente, me llena de orgullo saber que fuimos el país con más participantes de todo el evento, cerca de 250, y a la vez de tristeza ser uno de los países con menos porcentaje de cristianos en Europa, en torno al 1%. Observar que, a pesar de la escasez de creyentes que hay en nuestra preciosa nación, Dios sigue levantando a valientes dispuestos a proclamar con fervor Su mensaje. No hay que dejar de estar firmes y equiparnos con toda la armadura expuesta en Efesios 6, porque somos parte de Su ejército, aún en una tierra desolada, pero de la que Jehová puede levantar a toda una generación de entre el polvo, tal como expuso Pete Craig: «La visión es un ejército de jóvenes. ¿Tú ves huesos? Yo veo un ejército».
Fuimos el país con más participantes de todo el evento, cerca de 250, y uno de los países con menos porcentaje de cristianos en Europa, en torno al 1%.
Finalizo con una cita de Tim Keller en la cual define el avivamiento como: «los cristianos dormidos se despiertan, los cristianos nominales se convierten y los no cristianos son alcanzados». Europa ha sido siempre la precursora de avivamientos a escala global, no hay que perder ese foco. Por tanto, tenemos que ser conscientes de que lo que ha hecho Dios en cada una de nuestras vidas en estos cinco días hay que seguir aplicándolo en cada uno de nuestros lugares de influencia para que así Dios pueda ser glorificado y sobre todo que Su gracia alcance la vida de muchos otros, incluso al otro lado del océano tal como está haciendo y seguirá realizando hasta Su venida.
Por Ana Lucía Expósito, estudiante de periodismo del grupo de gbu Málaga.